Después de cambiar una vieja chaqueta por una almohada,gasto mis ultimas monedas malayas en comida musulmana.
Mi séptimo país islámico queda atrás para dar paso a una nueva cultura y religión,la budista.
El agente de inmigración me ofrece una toallita perfumada y refrescante y me aconseja no pedalear en la noche ya que los algunos conductores de camiones les da por beber ,y no precisamente agua.
Me dirijo a Hay Ya,por la única carretera convencional visible en mi mapa.Al poco de caer un mini diluvio,contemplo cada vez mas cerca una estatua gigante de Buda posada en el techo de un bonito y mas que decorado templo.
No soy una persona religiosa,pero desde hace muchos años ,la cultura budista me ha enseñado ciertos valores,los cuales recibo a modo de filosofía de vida.
Volvía a llover de manera muy intensa y mi casi estrenado pantalón de ciclismo,empezó a provocarme severos roces que me hicieron pedalear casi veinte kilómetros sin poder sentar.
Pasé dos días en Hay Ya,tratandome las heridas con áloe vera y visitando un poco la ciudad.
Tuve mi primer contacto con estudiantes a monjes.Para llegar a ser monje,se debe hacer unos estudios y practicas,durante seis años.Internados en monasterios,la carrera del auto conocimiento a través del estudio y la meditación ,permitirán a estos aspirantes a poder enseñar y transmitir la palabra de Buda a siguientes generaciones.
Optando por carreteras mas tranquilas,vuelvo a bajar un poco pero con la excusa de recorrer un parque nacional del sur a mi camino a Krabi.
Tenia curiosidad por pasar alguna noche en templo.Pasando el día entre bonitos paisajes y la mirada no muy atenta de los locales,observo casi con la puesta de sol,un cartel con la silueta de una pagoda.Un pequeño camino de tierra me conducía a un viejo templo que estaba en fase de remodelación.Sin saber muy bien como,me acerque y pedí permiso para pasar la noche.
De inmediato aceptaron y me ofrecieron colocar mi casa de tela en el lugar de rezo.
A diferencia de los cinco rezos diarios por parte de los islámicos ,los budistas son dos.Uno sobre las cinco de la mañana y otro sobre las siete de la tarde.
Los monjes tienen solo dos comidas al día,desayuno y almuerzo.Cada mañana,dentro de su bolsa de tela color ocre,portan una olla donde los vecinos del templo,rellenan con arroz.También locales acuden a dichos templos a entregar comida a modo de ofrenda,incluso decorándola con lazos de regalo.
A partir de esa noche,el dormir de ese modo,se convertiría en casi un ritual en mi estancia por mi paso en sureste asiático.
Hacia el norte,la costa oeste fue la elegida,esa área esta influenciada aun por musulmanes procedentes de Malasia por lo que las mezquitas siguen decorando el suroeste tailandés.
La comida es rica y algo variada.El mi móvil tengo anotado y traducido mi plato estrella,arroz con verduras,huevo y a ser posible con un poco de ajo.Normalmente lo compro a un precio de entre treinta y cincuenta Bahts,que viene a ser alrededor de un euro.
Alcanzando Krabi,pregunto en una gasolinera por la playa Aonang y después de pedalear media horita mas entre montañas de cimas redondas ,logro llegar.La primera impresión fue casi de susto,ya que veía mas turistas que locales.Pensaba en un pequeño descanso antes de mi subida a Bangkok,por lo que después de contratar un pequeño barco para ver algunas islas,busqué un hostal barato.Creo que di con el más económico de la zona,en torno a cuatro euros la noche.
Fue allí,donde conocí a Mariano,Margot,Víctor,Máximo y Belly.Un grupo de viajeros que pronto hicimos amistad.
Al día siguiente,bajo un cielo despejado y un sol radiante,tengo la suerte de visita las islas Phi Phi,que pese a estar algo saturadas de turismo en masa,no deja de ser una de las islas más bonitas del mundo.
Me aconsejaron de ir a conocer Railay,playas vecinas a la que yo estaba y así hice.Alquile una tradicional barca de proa pronunciada y en escasos veinte minutos estaría en la que a mi parecer,seria uno de los lugares mas bellos que he conocido,paisajisticamente hablando.
Mariano,mi nuevo amigo italiano,aparecería poco después y juntos navegariamos en kayak por los alrededores,disfrutando de unas vistas dignas de las mejores revistas de viaje.
Pasados cuatro días,y con el cuerpo algo apalancado,decido de volver a subirme en la bici.
Con un ritmo tranquilo,veo aparecer frente a mi a una chica sobre una bici.Lieke ,holandesa que decidió cambiar de vida por una temporada indefinida,se convertiría en mi compañera de viaje por varios días.
Juntos disfrutamos de lo que a veces se echa de menos cuando se viaja en solitario,el compartir los maravillosos momentos que te ofrece la vida nómada.
Costeando el oeste hasta alcanzar Ranong,frontera con Myanmar.
Lieke,descubre la facilidad y las comodidades que te aporta el hecho de dormir en los templos,por lo que no dudará en ponerlo en práctica durante su viaje por estos lares.
Una vez que cruzo al lado este,lo que me esperaría no sería otra cosa que emborracharme un poco de viento durante los próximos seiscientos kilómetros.
Son frecuentes los encuentros con ciclistas,destacando la pareja francesa que viajaban con sus dos hijos pequeños y la pareja de padre e hija de Florida que recorrían un trayecto similar al mio.Estos encuentros fueron especiales para mi.
Con el cuerpo algo destemplado ,tomando algo de paracetamol,el ritmo se hace algo mas lento.
Invitado a pasar la noche en una guardería ,me repongo de lo que podría haber llegado a ser una gripe.
¿Gripe a veintiséis grados en diciembre? Durante nueve meses encima de una bicicleta,el cuerpo se me ha hecho mucho mas inmune a todo,sin padecer nada medianamente serio en todo el camino.Pero como se suele decir,cuando toca,toca.
A tan solo setenta kilómetros de la capital,reflexiono acerca de mi viaje,recordando que era Tailandia a primeras,mi destino final.Todo cambia y cualquier tipo de plan ,es en vano.Mi próximo país será Laos,y mientras a seguir disfrutando de la caótica pero sencilla tailandia.
Con un último spring rodeado de centenares de camiones que me acarician y con el sonido de otros tantos claxons,llego a Bangkok,mi parada mas prolongada en Tailandia.
Aquí pasaré varios días para mezclarme con los hábitos de la gran urbe asiática.
Pasando las navidadades con otros viajeros y disfrutar de una cena improvisada con palillos en vez de tenedor.
¡Felices fiestas ¡
domingo, 21 de diciembre de 2014
Tailandia(primera parte)
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