jueves, 19 de junio de 2014

Montenegro y Albania

Cruzar otro país perteneciente a los Balcanes,me situaba cada vez más cerca de la finalización de mi etapa europea.Esta vez,por medio de un país muy desconocido para mí,Montenegro.
Mi entrada,tras cruzar el último tramo de la costa sur croata,se culminó por una zona que afortunadamente los coches no tenían mucha presencia.
Un rato de espera en la gran aduana y caras de asombro de los policías,ya que no suele ser algo habitual sellar el pasaporte de alguien que prácticamente ha cruzado Europa sobre una bicicleta.Una leve sonrisa y mi sello estampado.
Notaba que me costaba pedalear y cuando miro la rueda trasera pude encontrar el por qué.Un pinchazo me brindaba la entrada a Montenegro,que más que negro el monte,negro estaba el cielo.
El cuerpo me pedía azúcar,por lo que me di el capricho de un helado antes de arreglar la rueda.
Se hacía de noche y justo paso por una pequeña urbanización,pido a un señor un lugar donde poner la tienda.Una pareja de alemanes acaban ofreciendome su jardín y una ducha con la manguera.
Cuando amanecí,justo empiezo a rodar cuando me encuentro con una pareja de cicloturistas con los que compartí un café y experiencias.Tomasy Katherine han viajado por muchos paises del mundo con sus bicicletas y pudieron darme prácticos consejos de cara a mi nueva etapa.
Arranco para salir de la ciudad,mas bien un pueblo costero grande llamado Herceg novi,cuyo casco antiguo es digno de visitar.A la salida de éste,una chica con sonrisa tatuada y una gran mochila a su lado,provoca que nos presentemos y compartamos nuestras ligeras aventuras.Decidimos de no pedalear y ella,Yenna,no hacer autostop y cambiarlo por un refresco y buena charla al sol de la playa.
Caminamos y encontramos una cala que me inmovilizó para el resto del día,debido a su encanto.Decidimos pasar la noche,combinandola con baños y una contundente cena.
Al día siguiente comenzó lo que sería la semana de agua sin cesar que me ha tenido calado hasta casi finalizar mi paso por Albania.
Esperando a que aflojara,nos pusimos rumbo sur caminando.Mi bicicleta se sentía rara en ese modo de viajar,pero mis piernas parecían contentas con el cambio.
Muy pocas veces he hecho autostop en mis anteriores viajes a mochila,por lo que la cantidad de anécdotas que me contaba Yenna me dejaban realmente asombrado y maravillado por su valentía,reconociendo que no es tarea fácil.
Tras llegar a un lugar que me recordaba brutalmente a los paisajes noruegos y sus fiordos,tuvimos que coger un pequeño ferry para atravesar la diminuta distancia de seiscientos metros.Se hizo de noche y tras una exhaustiva busqueda para pasar la noche,optamos por la entrada techada de una iglesia.
Nuevamente sin mas compañía que la de Bubo,me despido de Yenna y me pongo a pedalear con ganas hasta frontera de Albania,recorriendo bonitos parajes pero con cielo amenazante.Tuve la suerte de que una familia me acogiera esa noche crucial,ya que de lo contrario me hubiera visto en una situación algo delicada.La fuerza con la que llovió esa noche cerca de la ciudad de Vladimir fue algo impactante.Truenos sin cesar toda la noche que obligó a apagar los sistemas eléctricos de las casas.Por la mañana observaba a los locales preocupados por los daños ocasionados a partes de sus casas y huertos.
Sin darme cuenta ,me topé con la aduana de Albania.
Justo tras ésta me dispongo a efectuar mi peculiar ritual de fotografiarme con el cartel de bienvenida.
Colocando la cámara en el trípode,numerosos niños se acercaban incluso con las madres con la intención de sacarme algo de dinero.
Ha sido un cambio brusco ,siento dejar atrás cualquier rastro de mundo occidentalizado.Todo está un poco a la suerte .Por desgracia,pese a ser un país con lugares muy bonitos,lo he encontrado muy dejado,sucio y con muchos animales abandonados.
Ver perros con enfermedades deambulando sin sentido que me hacen sentir realmente mal .
El tráfico en las carreteras es otro de los aspectos negativos,que sumo a varios de los paises ya visitados.La velocidad a la que circulan y el poco respeto hacia el contrario,hace que pedalee tenso y termine la jornada con doble dosis de cansancio.
Evito por todos los medios entrar en medias y grandes urbes,pero no tuve mas remedio que ir a la capital,Tirana para encontar un repuesto de la bicicleta que necesitaba de urgencia y difícil de encontrar fuera de ésta.
No pasó ni una hora cuando de manera fugaz ya me ví pedaleando por zonas rurales,disfrutando de carreteras vacías y el sonido de los pájaros.
Tenía dos ideas sobre cómo bajar a Grecia,la primera consistía en visitar el sur de Macedonia y de nuevo volver a Albania por la costa hasta territorio griego.La segunda es la que a priorí tomaré.Cruzaré Macedonia por centro y sur hasta el noreste griego,donde bajaré hasta Atenas.Nunca planeo mi ruta,pero sime gusta saber en rasgos generales hacia dónde me dirijo.
Mi último día antes de cruzar frontera de nuevo,la paso en un humilde hotel con mas comodidades de las que necesito.
Es la primera vez desde España que pago por dormir,pero esta vez mi cuerpo me pedía un poco de agua caliente.
Cada vez más cerca de mi nueva etapa. 

miércoles, 18 de junio de 2014

Croacia y Bosnia Herzegovina

Con nostalgia de abandonar Eslovenia,un país que me maravilló profundamente,me adentré en Croacia cuando el sol ya estaba despidiendose.Estuve un buen rato subiendo montaña sin mucha esperanza de encontrar un buen sitio de acampada hasta que un pequeño pueblo de escasas casas ,me ofrecieron gentílmente un tranquilo jardín.
Los paisajes son similares,montañas y mucho verde.
La idea era recorrer el país por el centro,disfrutando de sus espectaculares escenarios naturales,para a continuación dirigirme a la costa,pedaleando la mitad sur de éste.Y así hice,estuve un par de dias inmerso en parajes verdaderamente bonitos,siendo el marco de su principal atracción,el Parque Natural de Plivitzca.
Una vez llego a este famoso lugar,pregunté por la dirección exacta de esos maravillosos lagos y bonitas cascadas.Una pareja de señoras sentadas me comentan de que se trata de un lugar que para su real disfrute debes de pagar,aunque tendría la opción de verlo desde un punto estratégico cercano a un puente.Efectivamente,lo vi desde ese lugar,ya que mis principios no me permiten de pagar por ver algo que no le pertenece a nadie.
Llevaba varias semanas sin ver el mar,por lo que era momento de cambiar bosques por playa.Con destino Grazac ,antes de llegar a Zadar,me regalé una ultima noche en la parte alta de la zona montañosa que separa el interior de la costa.
Arranco por la mañana y feliz de encontrarme con un cartel que indicaba una bajada cercana a los quince kilómetros.
Ya olía a playa y efectivamente ,los comentarios sobre la belleza de las aguas de la costa croata,son ciertos.
El tono azul,celeste y turquesa,combinada con la claridad de estas aguas,me dejaron sin mas opción que dejar la bici a un lado y nadar sin parar.
La costa me llamaba la atención por sus lindas playas,pero no deja de ser lugares turísticos y explotados por las misma dinámica de turismo sin control.Esto provoca mis ganas de volver tras solo tres dias,a lugares mas calmados .
A la altura de Split,ciudad costera con bastante afluencia,tomo rumbo norte para entrar en Bosnia y Herzegovina .
Fue una buena decisión,mi cuerpo lejos de las conglomeraciones se siente en paz y disfruta más de todo aquello que me rodea.Buscando lugar para dormir,de manera casi automática,aparece la familia de Marko,que me acogen y me ofrecen todas las comodidades básicas que humildemente necesitaba.Esa noche tuvo el añadido de un poco de fiesta y varias cervezas y la zona de ocio del pueblo.
Despierto con un cuerpo ligeramente mareado pero el desayuno que me tenian preparado bien me repuso para pedalear alegremente hasta la frontera bosnia.
Un dia de mucho calor,exactamente sobre los cuarenta grados me marcaba el termómetro.El poco dinero en moneda croata,debia gastarla antes de salir del país y que mejor forma que ir al supermercado y darte unos merecidos caprichos.
Bosnia y Herzegovina,un país sufrido y con tanta historia que estaba realmente curioso por conocer todo cuanto pudiera.
La primera tarde la paso pedaleando por praderas verdes con pequeños pueblos no muy separados los unos de los otros.
Me sentía con buena vibración por su gente amable y sonriente a mi pasar.
No tuve ningún problema con la primera familia a la que le pedí su jardín para colocar mi tienda.
Desafortunadamente ,a la mañana siguiente,desperté con un fuerte malestar de estómago y el cuerpo con frío.Pensé que pedaleando un poco,iría desapareciendo pero no fué asi.Ni dos kilómetros fueron necesarios para buscar un lugar con sombra e intentar descansar.
Mi ángel apareció,un señor en bicicleta q además de comprarme fruta,me ofreció su casa en la montaña para poder descansar.Tres dias de reposo antes de ponerme en marcha para seguir conociendo el país.Cuatro o cinco dias perdido entre montañas.
Perdí la cuenta de la enorme cantidad de cementerios que me encontraba por todos lados.
La hospitalidad de su gente fue muy buena para mi y con ese recuerdo abandonaba el país por la cara suroeste para entrar de nuevo en Croacia y visitar un par de lugares que me recomendaron con mucho incapie.
Lo mejor de viajar de esta manera,es que tras tanto cansancio de un día de interminables subidas ,terminaras acampandoy bañandote en una playa digna de postal.
Atardeciendo y con las piernas ya sin ganas de continuar,en dirección contraria a la mía,dos chicos viajando en bici.
Sebastian ,un chico alemán que tras un año en la carretera ,ya estaba de vuelta a casa para preparar el siguiente.El otro chico era búlgaro y pretendia viajar hasta saciarse.Juntos encontramos ese lugar mágico donde pasar una gran noche de intercambio de experiencias,añadida con cena y por qué no,con el ruido de fondo del partido del mundial Croacia contra Brasil.
A la mañana siguiente,tras dejar anotadas las direcciones ,pedaleé unos treinta kilómetros hasta Dubrovnik,una ciudad dividida en zona antigua y moderna que logró dejarme fascinado.
A mi espalda estaba quedando otro país finalizado.Otro componente de los Balcanes que destaca por estar algo menos occidentalizado que el resto de europa.
Montenegro estaba justo frente a mi. 

lunes, 2 de junio de 2014

Eslovenia

Dejando atrás Italia por Gorizia,me adentro en el país que hasta ahora me ha dado una gama de colores verdes que curiosamente desconocía.La naturaleza de este país destaca allá donde vayas.Lo podria calificar como el gran hotel europeo para los campistas.Mientras pedaleaba ,eran continuas las atractivas opciones para colocar mi tienda y pasar una noche inmerso en bonitos parajes y de forma segura.
La primera noche la pasé en una pradera para mi solito,con vistas a las montañas que guardaban el Sol hasta el día siguiente.
En sLOVEnia,como me gusta llamarla,debes tener cuidado viajando en bici,ya que si haces la media de kilómetros que normalmente mantienes,te sales del país en un día o dos a lo máximo.
Me despierto con el rico sol y sonido de pájaros como alarma y comienzo a pedalear dirección Liubliana,la capital.Allí buscaría algo de material que necesitaba de tiendas especializadas.
En mitad del trayecto,observo atentamente a un grupo escolar que daban clases de circulacioń en bicicleta para su futuro examen.
Liubliana,una ciudad que curiosamente estaba tranquila en pleno fin de semana.Esto se debe a que este pequeño país alberga la diminuta cantidad de dos millones de habitantes.Eso a su vez,favorece a carreteras descongestionadas,siendo algo muy positivo para viajar en bicicleta.
Mantuve una extensa conversación con mi familia cuando bajé a la plaza principal y junto a un espectáculo circense ,una pareja mayor de alemanes me mostraban su bicicleta del año 1850.Pude probarla,toda una experiencia rodar con ruedas de madera y neumáticos de metal.
De repente apareció Sripem,un chico nepalí viajando en bicicleta desde Francia hasta Katmandú(Nepal).
Desde ese momento nos convertiríamos en compañeros de viaje hasta cruzar a Croacia.
Paseando por el centro y bebiendo rica cerveza de promoción,conocimos a Matej,alguien con mundo recorrido que no dudó en ofrecernos de manera muy generosa,su casa para poder tomar un descanso tras una noche de cervezas y comida rápida.
Cuando finalizamos un majestuoso desayuno en el jardín,nos acercamos y compramos el material que necesitaba.
Fué esa misma mañana la que conocimos a Cathia ,trabajando de promotora para una agencia de viajes destinando a la gente a las Islas Canarias,con la que quedaríamos esa misma tarde.
La tarde la pasamos en un lugar llamado algo así como metarcoba,alternativo donde los haya.Sitio donde conocimos a Victor,un señor hecho todo un manitas con una bicicleta de tres ruedas digna de girar tu cuello a su paso.
Dos días pasamos en su casa,hasta que sentimos tanto Sri como yo,que ya era hora de pedalear de nuevo.
Decidimos pasar varios días,recorriendo pequeñas distancias disfrutando de vistas dignas de portadas de revistas de viaje.
Logarska Dolina,un destino al norte,con cascadas y montañas que mantienen buena cantidad de nieve incluso a las puertas del mes de junio,nos permitió la oportunidad de hacer acampada junto a dichas montañas,incluyendo un cielo cubierto de estrellas.
La propuesta de la mañana siguiente resultó ser cruzar frontera y visitar el sur de Austria por un día.El camino fué muy bonito y apacible pero duro a su vez.Veinte kilómetros de continua subida y con una intensa lluvia de regalo.Aún así,logramos tomarnos una merecida bebida caliente en un pueblo austríaaco.
Desconocíamos nuestro lugar de hospedaje para esa noche hasta que nos contestaron de la red de cicloviajeros warmshowers ofreciendonos hospedaje.Para ello tuvimos que volver a repetir una seriede kilómetros de pura subida para a continuación enloquecer de endorfina con una bajada  por montaña con nuestras luces como única iluminación y cruzando nubes que se paseaban a nuestra altura.
Una casa situada en un lugar digno de la envidia de Heidi,nos esperaba para compartir rica cena y una ducha bien caliente.
Las bicicletas,ya necesitaban una ligera puesta a punto tras llevar sus cinco mil kilómetros en sus neumáticos,cosa que hicimos antes de partir rumbo sur de nuevo.
Dos días más de pedaleo hasta alcanzar de nuevo la capital,para despedirme de este inmejorable compañero de ruta y seguir mi camino hacia Croacia.
Una tarde de últimas visitas y buenos momentos de la compañia de Cathia y sus amistades.
Mi último día,soleado a su vez,crucé la mitad sur hacia Kocevje,una región muy frecuentada por osos,los cuales no tuve la suerte de ver.Poco despues,la frontera con Croacia me daba la bienvenida.
Me llevo grandes momentos de mis escasos diez días de estancia y la suerte de haber conocido de primera mano la grandísima amabilidad y cercanía de sus habitantes.Al fin y al cabo para mí,lo que hace cálido y bonito a un lugar es su gente.