martes, 4 de noviembre de 2014

Costa Oeste Sumatra

Acostumbrado a circular ya por la izquierda,pongo a mi compañera Duna rumbo norte.
Viajo en época de monzón,por lo que suelo pedalear medio día y la otra mitad simplemente a refugiarme y contemplar el chaparrón.
Me mantengo fiel a la costa aunque en ocasiones me desvíe hacia el interior,donde las subidas y bajadas son muy frecuentes.
La intimidad es una palabra inexistente en el diccionario de Indonesia.Me considero una persona sociable y de carácter afable ,pero cierto es que vivo momentos aquí en los que mi tranquilidad de desvanece.Eso es una situación no muy grata para mi.
Sumatra tiene densa población,y se trata de una isla no demasiado visitada por turistas.Esto provoca que me convierta en el centro de atención .
La inestabilidad climatológica mantiene en alerta continua a sus habitantes,sobre todo aquellos que residen a pie de playa o alrededores.El norte de ésta,fue víctima del famoso tsunami en el año 2004.Varias señales de advertencia de evacuación en caso de tsunamis me he encontrado en mi camino.
Por lo general he encontrado personas con gran sentido del humor y sonrientes en todo momento.Personas tranquilas y sobre todo con fuerte estomago.
Respecto al tema culinario,no lo he estado pasando muy bien.Aquí los controles de sanidad son inexistentes,por lo que el qué comer se convierte en una lotería.Son varios en los que he tenido el estomago de al reves,con cierta infección de alimentos que a priori no parecían tan malos.Mi dieta se ha convertido en simple arroz con pasta instantánea.
Al mirar el mapa,no me pareció una isla tan grande como lo es realmente.Esto hizo que parase en la ciudad de Bengkulu ,la cual me recibió con corrupción por parte de la oficina de inmigración.Me negué a pagar un extra a funcionarios que en vez de cumplir con su trabajo,me retrasaron dos días de viaje.Por suerte la otra cara de la moneda me regaló la amistad de un grupo de amigos de allí mismo y de las Tiene,ciclista holandés que lleva muchos kilómetros también en sus piernas.
Algo curioso,es que cuando tengo algo de basura para tirar,siempre la llevaba por varios kilómetros en mi bicicleta,y es que nunca encuentro lugar para depositarla.Muy a menudo pedaleo teniendo que cerrar los ojos por la humareda que atraviesa la misma.Es ahí cuando observo que aquí no hay servicio de recogida de basura,sino que cada cual simplemente amontona y luego la quema.
A veces puede parecer triste ciertas imágenes que me encuentro,tales como hectáreas taladas ,pero lo cierto es que tras esa imagen hay una buena conciencia ecológica,ya que la tala se hace para un uso práctico de construcción de casas.Tras ésta,la ceniza hace de fertilizante y posteriormente siempre hay un grupo de trabajadores que vuelven a plantar para dejar crecer y así mantener el equilibrio .
Si eres de sangre rica ,debes tener precaución con los mosquitos.Aunque la mayor parte de Sumatra esté exenta de transmisión de malaria,o al menos eso me dicen los locales,siempre tendrás a tu disposición sobres de crema repelente con buen aroma,y es que mas vale prevenir que contraer algo o sencillamente pasarte toda la noche rascando.
La costa oeste esta abierta al océano indico y aunque el calor de la mañana haga que pare de vez en cuando a dar un chapuzón,las autoridades y los habitantes de aquí,no aconsejan en absoluto en nadar poco mas lejos de la orilla,ya que es sumamente peligroso por las corrientes y los cambios de profundidad sin esperarlos.
Haciendo parada técnica para repuestos de mi fiel compañera,en Padang,disfruto de dos días de algo mas de variedad de comida y por qué no,hospedarme en un hostalito económico que me regale una dosis de silencio y una ducha medianamente decente.
Setecientos kilómetros me separan de Dumai,donde tomaré barco hacia Singapur.

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