martes, 14 de abril de 2015

China

Cruzando el paso fronterizo,los agentes de inmigración chinos,me tuvieron a la espera mas de quince minutos.El motivo me llegó a resultar simpático y algo familiar a estas alturas del viaje.Cuando observaban mi foto de pasaporte dudaban firmemente acerca de mi identidad.Yo les explicaba con señas que viajar en bici,irremediablemente te cambia algo el aspecto fisico,convirtiendolo en algo mas demacrado.Sin duda,la diferencia de barba tambien los despistó mucho.
Welcome to China.Eso intuía traducir en un cartel colorado .
El no tener mapa y la imposibilidad de conseguir uno no me dejaba otra opción que dar por hecho q la carretera pegada a la costa seria la más razonable para ir rumbo Este y luego ya vería como seguir subiendo.
Aproximadamente unos dos mil quinientos kilómetros me separaban de Shanghai,mi lugar de destino,es decir,mi meta.
Mi visado que duraba un mes,me obligaba a pasar por algun lugar donde poder extenderlo por un mes más.Y así hice en Guilin,una región que presume de increibles montañas redondeadas, ríos y lagos.
Aunque Febrero no ofrece las mejores vistas del lugar,sin duda,el invierno le daba un toque de misticismo regando de niebla los paisajes.
En la oficina de inmigración ,depues de entregar la documentación,me sorprendieron cuando me comentaron que debía esperar siete dias laborales para recogerlo.
Despues de agotar todas las excusas posibles para evitar esa larga espera,no me quedaba otra que planear mis dias alrededor de la zona.Fue en ese momento cuando descubrí una aplicación de mi teléfono,que me mostraba mapa gps offline.Algo que me salvó de perderme cientos de veces.
Dando un paseo ese miercoles por la tarde,paré en una tienda de bicicletas para comprar un nuevo casco.
Kun,el dueño,interesado al ver mi bici,me atendió estupendamente,ya que me ofreció un hueco de su casa para pasar los dias hasta recoger mi pasaporte.
No tardó,en presentarme a sus amigos y hacer salidas en bici.
Mi cumpleaños fue toda una sorpresa,ya que siendo un gran grupo,cenamos todos en un restaurante vegetariano.
La imagen del carácter de los chinos me fue cambiando,ya que tuve no buenas experiencias al principio .
Generalmente,van a lo suyo y no te prestan mucha atención a no ser que te acerques o realmente necesites algo.
China tiene varias provincias y en cada una tiene tanto costumbres distintas,como comidas.
Creo que la costumbre general,que incluye a China entera,es el desagradable hábito de escupir al suelo.La inmensa mayoría lo hace,sin importar si estas solo o te cruces con alguien a tu lado.Lo que yo puedo ver como una falta de respeto,entre ellos es lo mas normal del mundo.
Respecto a la comida,disfruté mucho con la inmensa cantidad de platos de descubrí.
La comida callejera seguía siendo la favorita,pero siempre andando con el mismo cuidado,ya que la higiene de la mayoría de estos puestos no brillan por su higiene.
Ya empecé casi a olvidar a comer con tenedor,y es que,los palillos me hacían a su vez,degustar más los platos ,colaborando también a comer más despacio.
Las distancias entre ciudades o pueblos no eran largas en esta parte del sureste chino,pero siq ue me resultaban bastante aburridas al pedaleo.
Prácticamente nada interesante a mi paso,exceptuando villas o pueblos rurales en los que me convertía en la atracción del momento,ya que muchos de los locales nunca habían visto a un extranjero(y menos viajando en una bicicleta).
China,el país de las bicicletas.Sí,eso oí yo también hasta que me di cuenta que era cosa del pasado como en tantos otros paises.
El mundo del motor hace y hará sombra siempre.
La scooter o moto eléctrica,esta presente en todo el territorio.Miles allá donde vayas.
Cierto es que al menos esa conciencia esta despertando,pero no deja de malgastar energía eléctrica para cubrir distancias que en bicicleta podrían hacer perfectamente.
El dieciocho de Febrero sería año nuevo chino.Esta vez sería el Año de la Cabra.
Petardos,bengalas,fuegos artificiales ensordecían el país entero.Creo que no dormí más de una noche sin desvelarme por algún petardo imprevisto.Las fiestas duraban una semana aproximadamente y es en esta estación del año,cuando todo el mundo viaja de las ciudades a las zonas rurales para reencontrarse con los familiares.
La cultura de vida ,según me comentaron varios amigos,se basaba en trabajar duramente toda tu vida para así poder comprar una casa a tu hijo y que de esta manera,él pueda seguir con la cadena y tradición.
Muchos jóvenes ,en desacuerdo de esta dinámica de vida,viven en automático ,dejando a un lado sus sueños e intenciones en la vida,derrotados por la presión social y familiar a su vez.
Cada vez más cerca de Shanghai y el tiempo seguía sin regalarme ni tan siquiera,un día soleado.
Frío,humedad y lluvia eran los protagonistas de mis ultimas dos semanas.
Las carreteras nacionales,me hacían de pasar por el interior de casi todas las ciudades principales.
Estaba feliz de ver como iba recibiendo ayuda de la gente que me encontraba por el camino.
Cada uno me ayudaba como bien podía,haciendo más amena mi estancia en el país con más dificultades a nivel de comunicación que he visitado.
Shanghai ,ya era una realidad.Despues de recorrer alrededor de veinte mil kilómetros y haber cruzado veintiseis paises,mi bicicleta Duna y yo,lo conseguimos.
Con una sensación agridulce pero ante todo,feliz de completar esta hazaña y reto personal.Un proyecto para demostrar que la bicicleta puede llevarte allá donde quieras.
Para mi sorpresa,el final de mi viaje,cobró la magia merecida al pasar los días de la compañia de mi maravillosa amiga Deirdre.Maestra en una escuela internacional, que me acogió y me ofreció todo el confort ya olvidado durante todos estos meses.
Celebrar la meta con una cerveza brindando por una vida llena de buena energía y compañía.
Querer es poder y a tan solo un paso de empezar todo aquello que soñemos.


















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