sábado, 11 de octubre de 2014

Irán

La entrada a la frontera de Irán ,resultó ser bastante sencilla y cordial,nada que ver con muchas de las ya experimentadas en este viaje.
Varias normas y reglas ligadas a costumbres y culturas nos hizo de estar atentos para no faltar el respeto involuntariamente.
Un ejemplo para nosotros los chicos es la de llevar pantalón largo y camiseta normal,no de tirantes.En el caso de las chicas es algo más radical,ya que deben portar en la cabeza el famoso fular o pañuelo y vestir sin falda,es decir,enseñar lo menos posible.
No es fácil viajar sin ningún tipo de expectativa respecto al país nuevo a conocer.En este caso,Irán tiene dos influencias.La primera y de la que tomé referencias para querer recorrerlo,es la de otros viajeros,ya que todos coinciden en la extrema hospitalidad que los caracteriza.La segunda es la desinformada versión de los medios de comunicación y de muchas personas que definen a este país como la boca del lobo.
Cuando existen tan dispares versiones,lo mejor que puedes hacer es comprobarlo con tus propios ojos y valorar tu mísmo.
Mi experiencia me ha hecho calificar a los iraníes como una de las personas más acogedoras que he podido conocer en mis viajes,tanto este como los pasados.
Allá donde fuesemos(hablo en plural porque seguía con la gran compañia de mi amigo Tom),teniamos un aviso de alguien queriendo pasar con nosotros un rato.Una invitación a un té negro o por qué no,algo de comida local.
En Irán,los habitantes tienen serias dificultades de poder salir para viajar,ya que deben reunir más requisitos de los que la mayoría pudieran permitirse.Este aspecto provoca que cualquier turista,viajero o como queramos llamarlo,sea por un momento su famoso invitado.Sentirse orgulloso de poder ayudar y de paso conocer más cosas del mundo que hay afuera,haciendo caso omiso a la televisión que tanto manipula información para que existan menos protestas.
Siempre evito entablar polémica referente a charlas sobre religión o política,pero son ellos los primeros en promulgar su desencanto por el régimen que los controla.
Nuestro paso del norte iba rumbo a Teheran,la capital donde debíamos preparar todas las visas para Asia central.
A continuación de mi gusto por los pequeños pueblos que de sonrisas recibiamos,a la capital donde el aire era prácticamente imposible de respirar.La polución ,la extrema cantidad e tráfico y la peor circulación por parte de los conductores que jamas haya visto.No se trata de saltarse toda norma existente,sino de que para ellos,los peatones son invisibles.
Encontramos un hostal básicamente económico y al día siguiente poner a tramitar las visas.
Dichos visados requerían de muchos días de espera y alguno de ellos incluso invitación por parte de nuestro consulado.
Al encontrarnos a mediados de septiembre,eso provocaba tener que recorrer hasta Tajikistan con muchísima rapidez para evitar el frío fuerte en los Pamires a más de cuatro mil metros de altitud.
Tom no podía arreglar visa china ya que en esa ciudad no tenia consulado lituano.
Tras una tarde de reflexión,decidimos ir dirección sur para saltar a Emiratos Arabes y Oman.
Las mezquitas fueron nuestras aliadas,ya que las usabamos para hacer acampada al raso.Pedir permiso al Iman(cura musulmán) y que nos deje la parte trasera o delantera para poner nuestras esterillas,disfrutando de sus baños y agua potable fría.
En la religión musulmana,existen las llamadas al rezo,cinco en total al día,llevadas a cabo con mucha disciplina.
Algo que me llamó la curiosidad,es que las familias suelen reunirse al completo o casi,para disfrutar de picnics en parques públicos o campo.Este tipo de encuentros al parecer cada vez va a menos,según nos cuentan.
Los días festivos son los viernes.Ese día el mundo se para.
A medida que bajábamos al sur,las distancias entre los pueblos llegaban a ser de entre cincuenta a cien kilómetros,por los que abastecerse de agua era esencial,más aún por la escasez en el camino.
Las carreteras no invitaban al ciclista a disfrutar de sus desérticos paisajes,sino más bien de pedalear tensos a la espera de cómo de cerca nos pasaría el siguiente camión.En ciertas ocasiones y en contra de mi voluntad,no tuvimos más remedio que ser remolcados en alguna camioneta para evitar lo que sería un riesgo para nuestra integridad física.
Irán al igual que el resto del mundo,sufre las consecuencias del calentamiento global.Especialmente cuando una región es cálida y árida de por sí,agrava más la situación.A pesar de ello,como explico en otro post,la lamentación va serguida de una de las mayores tasas de coches al uso.El precio de la gasolina es muy bajo,lo que provoca hacer uso de él incluso para desplazarte a la esquina de al lado.
Económicamente hablando en un país barato,eso hizo que la mayoría de las veces comiéramos en pequeños locales para evitar cocinar con el calor de la calle.
Irán,un lugar en el que me he sentido seguro,arropado por su gente y en el que a mi pesar,no es el que tenga grandes paisajes que contemplar,me ha dado lecciones de hospitalidad en su máxima expresión.

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