lunes, 2 de junio de 2014

Eslovenia

Dejando atrás Italia por Gorizia,me adentro en el país que hasta ahora me ha dado una gama de colores verdes que curiosamente desconocía.La naturaleza de este país destaca allá donde vayas.Lo podria calificar como el gran hotel europeo para los campistas.Mientras pedaleaba ,eran continuas las atractivas opciones para colocar mi tienda y pasar una noche inmerso en bonitos parajes y de forma segura.
La primera noche la pasé en una pradera para mi solito,con vistas a las montañas que guardaban el Sol hasta el día siguiente.
En sLOVEnia,como me gusta llamarla,debes tener cuidado viajando en bici,ya que si haces la media de kilómetros que normalmente mantienes,te sales del país en un día o dos a lo máximo.
Me despierto con el rico sol y sonido de pájaros como alarma y comienzo a pedalear dirección Liubliana,la capital.Allí buscaría algo de material que necesitaba de tiendas especializadas.
En mitad del trayecto,observo atentamente a un grupo escolar que daban clases de circulacioń en bicicleta para su futuro examen.
Liubliana,una ciudad que curiosamente estaba tranquila en pleno fin de semana.Esto se debe a que este pequeño país alberga la diminuta cantidad de dos millones de habitantes.Eso a su vez,favorece a carreteras descongestionadas,siendo algo muy positivo para viajar en bicicleta.
Mantuve una extensa conversación con mi familia cuando bajé a la plaza principal y junto a un espectáculo circense ,una pareja mayor de alemanes me mostraban su bicicleta del año 1850.Pude probarla,toda una experiencia rodar con ruedas de madera y neumáticos de metal.
De repente apareció Sripem,un chico nepalí viajando en bicicleta desde Francia hasta Katmandú(Nepal).
Desde ese momento nos convertiríamos en compañeros de viaje hasta cruzar a Croacia.
Paseando por el centro y bebiendo rica cerveza de promoción,conocimos a Matej,alguien con mundo recorrido que no dudó en ofrecernos de manera muy generosa,su casa para poder tomar un descanso tras una noche de cervezas y comida rápida.
Cuando finalizamos un majestuoso desayuno en el jardín,nos acercamos y compramos el material que necesitaba.
Fué esa misma mañana la que conocimos a Cathia ,trabajando de promotora para una agencia de viajes destinando a la gente a las Islas Canarias,con la que quedaríamos esa misma tarde.
La tarde la pasamos en un lugar llamado algo así como metarcoba,alternativo donde los haya.Sitio donde conocimos a Victor,un señor hecho todo un manitas con una bicicleta de tres ruedas digna de girar tu cuello a su paso.
Dos días pasamos en su casa,hasta que sentimos tanto Sri como yo,que ya era hora de pedalear de nuevo.
Decidimos pasar varios días,recorriendo pequeñas distancias disfrutando de vistas dignas de portadas de revistas de viaje.
Logarska Dolina,un destino al norte,con cascadas y montañas que mantienen buena cantidad de nieve incluso a las puertas del mes de junio,nos permitió la oportunidad de hacer acampada junto a dichas montañas,incluyendo un cielo cubierto de estrellas.
La propuesta de la mañana siguiente resultó ser cruzar frontera y visitar el sur de Austria por un día.El camino fué muy bonito y apacible pero duro a su vez.Veinte kilómetros de continua subida y con una intensa lluvia de regalo.Aún así,logramos tomarnos una merecida bebida caliente en un pueblo austríaaco.
Desconocíamos nuestro lugar de hospedaje para esa noche hasta que nos contestaron de la red de cicloviajeros warmshowers ofreciendonos hospedaje.Para ello tuvimos que volver a repetir una seriede kilómetros de pura subida para a continuación enloquecer de endorfina con una bajada  por montaña con nuestras luces como única iluminación y cruzando nubes que se paseaban a nuestra altura.
Una casa situada en un lugar digno de la envidia de Heidi,nos esperaba para compartir rica cena y una ducha bien caliente.
Las bicicletas,ya necesitaban una ligera puesta a punto tras llevar sus cinco mil kilómetros en sus neumáticos,cosa que hicimos antes de partir rumbo sur de nuevo.
Dos días más de pedaleo hasta alcanzar de nuevo la capital,para despedirme de este inmejorable compañero de ruta y seguir mi camino hacia Croacia.
Una tarde de últimas visitas y buenos momentos de la compañia de Cathia y sus amistades.
Mi último día,soleado a su vez,crucé la mitad sur hacia Kocevje,una región muy frecuentada por osos,los cuales no tuve la suerte de ver.Poco despues,la frontera con Croacia me daba la bienvenida.
Me llevo grandes momentos de mis escasos diez días de estancia y la suerte de haber conocido de primera mano la grandísima amabilidad y cercanía de sus habitantes.Al fin y al cabo para mí,lo que hace cálido y bonito a un lugar es su gente.

1 comentario:

  1. Bonitas fotos. Da gusto encontrarse buena gente por el camino con la que compartir desde una charla hasta una cerveza o simplemente compañía en la carretera.

    Espero ver los mismos paisajes que has visto tú y que tan impresionantes aparecen en las fotos

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