miércoles, 18 de junio de 2014

Croacia y Bosnia Herzegovina

Con nostalgia de abandonar Eslovenia,un país que me maravilló profundamente,me adentré en Croacia cuando el sol ya estaba despidiendose.Estuve un buen rato subiendo montaña sin mucha esperanza de encontrar un buen sitio de acampada hasta que un pequeño pueblo de escasas casas ,me ofrecieron gentílmente un tranquilo jardín.
Los paisajes son similares,montañas y mucho verde.
La idea era recorrer el país por el centro,disfrutando de sus espectaculares escenarios naturales,para a continuación dirigirme a la costa,pedaleando la mitad sur de éste.Y así hice,estuve un par de dias inmerso en parajes verdaderamente bonitos,siendo el marco de su principal atracción,el Parque Natural de Plivitzca.
Una vez llego a este famoso lugar,pregunté por la dirección exacta de esos maravillosos lagos y bonitas cascadas.Una pareja de señoras sentadas me comentan de que se trata de un lugar que para su real disfrute debes de pagar,aunque tendría la opción de verlo desde un punto estratégico cercano a un puente.Efectivamente,lo vi desde ese lugar,ya que mis principios no me permiten de pagar por ver algo que no le pertenece a nadie.
Llevaba varias semanas sin ver el mar,por lo que era momento de cambiar bosques por playa.Con destino Grazac ,antes de llegar a Zadar,me regalé una ultima noche en la parte alta de la zona montañosa que separa el interior de la costa.
Arranco por la mañana y feliz de encontrarme con un cartel que indicaba una bajada cercana a los quince kilómetros.
Ya olía a playa y efectivamente ,los comentarios sobre la belleza de las aguas de la costa croata,son ciertos.
El tono azul,celeste y turquesa,combinada con la claridad de estas aguas,me dejaron sin mas opción que dejar la bici a un lado y nadar sin parar.
La costa me llamaba la atención por sus lindas playas,pero no deja de ser lugares turísticos y explotados por las misma dinámica de turismo sin control.Esto provoca mis ganas de volver tras solo tres dias,a lugares mas calmados .
A la altura de Split,ciudad costera con bastante afluencia,tomo rumbo norte para entrar en Bosnia y Herzegovina .
Fue una buena decisión,mi cuerpo lejos de las conglomeraciones se siente en paz y disfruta más de todo aquello que me rodea.Buscando lugar para dormir,de manera casi automática,aparece la familia de Marko,que me acogen y me ofrecen todas las comodidades básicas que humildemente necesitaba.Esa noche tuvo el añadido de un poco de fiesta y varias cervezas y la zona de ocio del pueblo.
Despierto con un cuerpo ligeramente mareado pero el desayuno que me tenian preparado bien me repuso para pedalear alegremente hasta la frontera bosnia.
Un dia de mucho calor,exactamente sobre los cuarenta grados me marcaba el termómetro.El poco dinero en moneda croata,debia gastarla antes de salir del país y que mejor forma que ir al supermercado y darte unos merecidos caprichos.
Bosnia y Herzegovina,un país sufrido y con tanta historia que estaba realmente curioso por conocer todo cuanto pudiera.
La primera tarde la paso pedaleando por praderas verdes con pequeños pueblos no muy separados los unos de los otros.
Me sentía con buena vibración por su gente amable y sonriente a mi pasar.
No tuve ningún problema con la primera familia a la que le pedí su jardín para colocar mi tienda.
Desafortunadamente ,a la mañana siguiente,desperté con un fuerte malestar de estómago y el cuerpo con frío.Pensé que pedaleando un poco,iría desapareciendo pero no fué asi.Ni dos kilómetros fueron necesarios para buscar un lugar con sombra e intentar descansar.
Mi ángel apareció,un señor en bicicleta q además de comprarme fruta,me ofreció su casa en la montaña para poder descansar.Tres dias de reposo antes de ponerme en marcha para seguir conociendo el país.Cuatro o cinco dias perdido entre montañas.
Perdí la cuenta de la enorme cantidad de cementerios que me encontraba por todos lados.
La hospitalidad de su gente fue muy buena para mi y con ese recuerdo abandonaba el país por la cara suroeste para entrar de nuevo en Croacia y visitar un par de lugares que me recomendaron con mucho incapie.
Lo mejor de viajar de esta manera,es que tras tanto cansancio de un día de interminables subidas ,terminaras acampandoy bañandote en una playa digna de postal.
Atardeciendo y con las piernas ya sin ganas de continuar,en dirección contraria a la mía,dos chicos viajando en bici.
Sebastian ,un chico alemán que tras un año en la carretera ,ya estaba de vuelta a casa para preparar el siguiente.El otro chico era búlgaro y pretendia viajar hasta saciarse.Juntos encontramos ese lugar mágico donde pasar una gran noche de intercambio de experiencias,añadida con cena y por qué no,con el ruido de fondo del partido del mundial Croacia contra Brasil.
A la mañana siguiente,tras dejar anotadas las direcciones ,pedaleé unos treinta kilómetros hasta Dubrovnik,una ciudad dividida en zona antigua y moderna que logró dejarme fascinado.
A mi espalda estaba quedando otro país finalizado.Otro componente de los Balcanes que destaca por estar algo menos occidentalizado que el resto de europa.
Montenegro estaba justo frente a mi. 

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