Saliendo de la multitud de la cuidad de Marrakech,me adentro en lo que será un continuo cambio escénico en no demasiados kilómetros.
Con dos buenos vasos de zumo de naranja en el estómago,me dirigí hacia la cordillera Alto atlas ,donde prados verdes en su falda ,daban paso a la blanca nieve de mitad hacia arriba.
Existen pequeñas comunidades a lo largo del cruce de estas montañas,las cuales,subsisten de favorecidos recursos naturales.
Gente aclimatada al calor que derrite y al frío de la alta montaña,tienen una elaborada e inteligente construcción de sus casas y parcelas para aprovechar todo cuanto la naturaleza les ofrece.
Tras cruzar la montaña,la provincia de Zagora(vecina del Sahara Este),proporciona grandes llanuras deserticas donde el viento suele ser frecuente.
Plantas como la palmera decoran todo el paisaje y ésta ,parece intimar con el fenómeno del silencio.
Calor diurno y frío nocturno es otro tipo notable de contraste en el desierto.
Cuando el sol,cansado de alumbrar fuerte todo el día,opta por dormir,el paisaje se tiñe de colores y luces como si de color sepia tratase.Es entonces cuando,de manera casi mística,te quedas a solas contigo mismo abrazado por el silencio mas puro.
viernes, 4 de abril de 2014
Fusión de paisajes
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