Abandono Marrakech tras pasar la última noche despues de haber disfrutado del desierto más al sur.
La subida quise realizarla bordeando las faldas del Alto Atlas y del medio Atlas,haciendo uso de carreteras secundarias,evitando el tráfico de las carreteras nacionales.
Pueblos separados con una media de veinte o treinta kilómetros,me brindan calor humano por su hospitalidad y sonrisas al ver pasar a un chico con una bicicleta llena de alforjas.
Acampar en grandes praderas verdes cerca de Demnate,calmaron los restos de exaltación que me provocó Marrakech.
El contacto directo con sonidos de pájaros,aire puro va ligada fielmente a la sensación de calma interior.
Mi siguiente punto era poder contemplar las famosas cascadas de Ouzoud.Para ellos tuve que adentrarme algo más al interior.
El tiempo comenzó a variar,de tal modo,que tuve que resguardarme de la fuerte lluvia durante dos dias.Al tercero,tal borrasca no pudo impedir que mis ganas de seguir pedaleando,me hicieran poner mi chubasquero y adentrarme en las montañas continuando mi rumbo al norte.
Es curioso como gradualmente se van occidentalizando las ciudades y pueblos a medida que dejas atras el sur.
La noche que me coincidió pedaleando a las afueras de la ciudad de Khenifra,me regaló algo especial,como otras tantas veces.Esta vez en honor a la simpática Khawla.
En el camino,todos quieren invitarte a tomar té,siendo un hábito que roza lo religioso para ellos.
Tras varios dias,llego a Fes,una de las ciudades más antiguas ,dividida a su vez en tres distritos.Elegí para hospedarme el casco antiguo,la medina, llena de mercaderes y de cosas curiosas por ver.Pero,la cantidad de ruido en el ambiente,supone que al dia siguiente marche en busca de un lugar aunque menos emocionante,más tranquilo.
Mi cuerpo se empieza a sensibilizar,descansando plenamente lejos de la multitud.
La última etapa desde Fes a melilla,quizas fuera la más monótona,pero pudo ser salvada gracias a la gente que conocí por el camino que me abrieron las puertas de sus casas.
Buena parte de mi corazón queda repartido en muchos hogares de este país.Mi más profundo agradecimiento por haber conseguido que me sintiera en casa en todo momento.
sábado, 12 de abril de 2014
Desde Marrakech hacia Melilla
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